Navidad: “quiero que todo salga bien”.
Cuando se acerca la navidad se habla en muchas ocasiones de compartir, de vivir en familia y de saborear los productos de la tierra. El roscón de reyes, los turrones alicantinos, el rollo de carne con huevo hilado, el marisco y los dulces que, sobre todo, toman el protagonismo en estas fiestas. Probablemente, las más esperadas por los más pequeños. Entonces, ¿Quiero que todo salga bien?
“Quiero que todo salga bien”
Cuando se acerca la navidad todo tiene que salir lo mejor posible. Que los niños sean felices, que los padres disfruten de la felicidad de los hijos, de los demás y de la suya propia. Que esas cenas navideñas se acerquen lo máximo posible a un idilio compartido por todos los miembros de la familia y que los pormenores sean los mínimos. Todo esto lleva a que las esperanzas puestas en la navidad sean algunas de las exigentes de todo el año. Y no es poco peso para ponerse encima, sino al contrario, puede suponer un auténtico reto divisar tantas cosas al mismo tiempo.
“Quiero ser feliz en Navidad”
La navidad es uno de los momentos a lo largo del año en los que más puede una persona tratar de alcanzar la felicidad plena. Las luces son hermosas, la calidez del hogar representado en millones de anuncios que denotan un sinfín de buenos gestos y mensajes, las películas navideñas donde la sonrisa es la auténtica heredera, los niños sonrientes tras recibir sus regalos esperados, las madres perfectas, los padres perfectos, el ambiente perfecto, el lugar ideal, el momento único, el “Pase lo que pase el estar juntos es lo que importa y así seremos felices”, aprovechar al máximo todo…el “quiero ser perfecta o perfecto y que todo salga bien”.
“Todo tiene que salir Bien”
En el momento el que alguien comparte su idea de navidad con otras personas, comparte formas de vivir la navidad. En un contexto social unificado en el que estamos involucrados de manera abusiva por los medios comerciales y la influencia de la navidad, se ejerce un fuerte peso sobre la competencia, los negocios, y la capacidad de adaptación al medio navideño, hasta acabar colapsando las mentes de aquellas personas necesitadas de ponerse al nivel.
Los elevados objetivos puestos en esta época del año y las fuertes presiones sociales, además de comerciales, pueden convertir unas navidades en uno de los momentos más duros y con más dificultades a afrontar. Son las navidades las que pueden unir y destruir, exigir tanto hasta romper; un esfuerzo económico tan fuerte que el enero se vuelva inasumible y el agobio pique a la puerta.
Los periodos navideños representan uno de los momentos de más vínculo en menos tiempo, y eso significa unir a grupos enormes de personas con diferentes puntos de vista, con distintas formas de hacer las cosas, con distintas formas de vivir la navidad y, en definitiva, con distintas formas de ver el mundo. Entonces, ¿Es posible que todo salga bien?
“La navidad no es una fecha, es un estado en la mente”
Mary Ellen Chase
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