Las fortalezas internas son los contrafuertes de las personas, tienen distintos usos y ayudan a entenderse mejor.  No todas son igual de importantes, hay aquellas relevantes para cada cual. Además, no todo el mundo cumple de la misma manera con esas fuerzas internas que ayudan a salir adelante. En ocasiones ayudan a encontrar la confianza en situaciones difíciles. En definitiva ¿Para qué sirven las fortalezas internas y cómo funcionan en cada persona?

Fortalezas internas


Según “Park y Peterson”, dos de los principales estudiosos de la psicología positiva, asocian su importancia a la educación. Definen las fortalezas internas como una familia de rasgos positivos que actúan sobre los pensamientos y las acciones, constituyendo un desarrollo sano a largo plazo en los seres humanos. Son contrafuertes fundamentales en el bienestar cultural y social.

«Las fortalezas internas son contrafuertes del bienestar cultural y social»

Según los autores, cada vez hay más estudios que señalan que las fortalezas internas son relevantes en el desarrollo social de los adolescentes y las personas más jóvenes. No solo actúan previniendo diferentes patologías mentales, sino que se establecen en un marco social que acaba promoviendo la evolución positiva de los infantes en su crecimiento. Los jovenes que poseen estas fortalezas internas son más felices y se sienten más capaces de afrontar las circunstancias de la vida, e incluso rinden mejor en la escuela y mantienen relaciones más sanas con sus compañeros. Además, resisten mejor los problemas que vayan surgiendo.

«Las debilidades pueden actuar como fortalezas internas»

Al igual que las fortalezas actúan de contrafuertes frente a posibles repercusiones, las debilidades nos hacen más humanos. Solo a través de la reconocimiento de la equivocación, una persona será capaz de aprender desarrollando la flexibilidad mental necesaria para afrontar los diversos cambios y necesidades de adaptación que le propone la vida diariamente.

Si las fortalezas internas sirven a las personas para mostrarse y defender su autoestima, a través de ellas también se puede conseguir ser capaz de reconocer errores, sin que el orgullo empañe la habilidad de conocer nuevas formas de poner en práctica nuestro ser ante determinadas circunstancias (ensayo-error). Si una persona tiene la capacidad de “ser humana» y no solo fuerte,  también será una aprendiz, de tal forma que deje de acttuar a través del miedo incapacitante para poder así alcanzar la madurez y la sensibilidad social mediadas por estas fuerzas internas.

   ¿Qué fortalezas internas hay? ¿Por qué sirven de contrafuertes en el día a día?

Hay muchos tipos de fortalezas internas. Por un lado estarían las fortalezas internas que sirven de forma más genérica a los propósitos sociales, y también hay otras desarrolladas a nivel individual. La clasificación más normalizada de las fortalezas internas según la psicología positiva son:

Creatividad, curiosidad, apertura mental, amor por el aprendizaje, perspectiva (sabiduría), valentía, perseverancia, integridad, vitalidad, amor, amabilidad, inteligencia social, ciudadanía, sentido de la justicia, liderazgo, misericordia, modestia, prudencia, autocontrol, apreciación de la belleza, gratitud, esperanza, sentido del humor y espiritualidad (no solo está relacionada con el sentido religioso).

En el proceso interno de apoyo a la autoestima, las fortalezas internas, además de otras trabajadas a nivel individual, establecen un registro donde actúan de contrafuertes en la vida diaria. Bien es cierto que las individuales son más adaptadas a cada persona  por lo que supondrían una categoría de “concienciación y reflexión interna» que no solo supongan la aplicación integra de las fortalezas más comunes, sino el aprendizaje de las más propias a través de las debilidades. Por este motivo es esencial el trabajo interno y así establecer una individualidad acorde a las propias necesidades personales.

«Concienciación y reflexión interna de cómo somos»

“lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a perder o a ganar. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.” HARUKI MURAKAMI»


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