Éxito en las relaciones sociales ¿Para qué?
La socialización es una parte esencial de la vida de las personas. Somos seres humanos que vivimos conectados, y si se trata de reprimir este aspecto fundamental las emociones se resienten. La facilidad a la hora de establecer vínculos ayuda sobremanera a tener éxito en las relaciones sociales, al igual que posibilita los contactos afectivos duraderos con otras personas. En el siguiente artículo se analizarán los devenires destructivos y los beneficios de mantener relaciones sociales exitosas, y hasta dónde a una persona le pueden llevar:
El desgaste de la imposición
“El que siembra vientos recogerá tempestades”. En ocasiones las personas pierden la noción y la importancia que tiene la comunicación verbal y no verbal con otras. La lucha por saber más o por demostrar la propia valía personal puede degenerar en discusiones acaloradas que impliquen un fuerte malestar emocional, incluso aunque se crea estar en posesión de la razón. Cómo señala el psicólogo Rafael Santandreu en algunas de sus charlas, “sobreestimamos el valor de la inteligencia sobre el amor”, y es que el que intenta ser más inteligente o capaz puede caer en la tentación de tener que demostrarlo e imponerse, y no permitirse el lujo de reconocer una diferencia o incluso un error, lo que despertará la autodefensa y la búsqueda del propio reconocimiento personal por encima de la humildad a través de la imposición de la rabia sobre la otra persona. ¿Qué sensación me queda después de una charla acalorada? ¿Acaso lo que pienso ha de estar por delante de lo que piense el otro?
Mantener el éxito en las relaciones sociales supone un esfuerzo
Mantener relaciones sociales en algunas situaciones es difícil. Bien sea por la diferencia de opinión, cansancio, o sensación de obligación, requieren de un gran esfuerzo consciente de autoconocimiento para no “saltar”. No podemos tener un día perfecto constantemente, somos humanos y con ello algunas circunstancias pueden hacer que la falta de paciencia dispare algunos de nuestros comportamientos más toscos ante los demás.
Por lo tanto, no tratamos de ser asertivos para agradar al otro, sino para respetarlo desde un estado emocional acorde que potencie la seguridad a la hora de comunicarse, a pesar de las diferencias. En muchas ocasiones no es necesario hacer nada más que estar o decidir irse sin necesidad de estallar, o incluso comunicar nuestra desazón propia como forma de liberar tensión sin pagarlo con la otra persona. Y este es uno de los grandes recursos de las relaciones sociales: el apoyo.
Si entendemos que las relaciones sociales no son perfectas, que la comunicación y nuestro estado emocional pueden variar, y sobre todo, si entendemos que tenemos a un ser humano delante de nosotros, y lo tratamos como se merece, incluso aunque nos equivoquemos o se equivoque, es probable que esas personas valoren que formemos parte de su vida.
Además ¿Qué éxito laboral puede plantearse si una persona no sabe mostrar aprecio y empatía por los demás?