Educación emocional ¿Se transmite a los hijos/as?
La familia es el lugar donde mucha de la información y los hábitos que adquirimos se ven reflejados. Aprendemos de la familia muchas costumbres adaptativas que desarrollarán las generaciones posteriores. Si una costumbre se puede transmitir ¿La emoción pasa de generación en generación? Estas y otras dudas son las que plantearemos en el siguiente texto en relación a la educación emocional.
Educación emocional
Un equipo de investigación dirigido por “Carole Hooven y John Gottman”, de la Universidad de Washington, analizóla interacción que se manifiesta en la relación padres-hijos: «Cómo los padres se relacionan con sus descendientes» . Se descubrió que los matrimonios con mejor gestión de las emociones eran además los más resueltos a la hora de ayudar a sus hijos. La investigación esclareció tres estilos de crianza ineficaz en la educación emocional:
1º No atender los sentimientos de los hijos ante sus necesidades en la educación emocional. Dentro de este punto destacan aquellos padres que tratan la inestabilidad de sus hijos como algo pasajero; “ya se les pasará”.
En este tipo de educación los padres no saben enfocar el malestar de sus hijos como una oportunidad de aprendizaje y de mejora del vínculo entre ambos. Es decir, no hay “educación emocional“ aportada. Esto puede dificultar el desarrollo del apego o incentivar el uso de herramientas inadecuadas.
2º Padres liberales en la educación emocional: en este estilo de parentesco destaca la conciencia emocional sobre las sensaciones del niño:“los padres se dan cuenta de cómo se siente su hijo/a”. A pesar de ello siempre refuerzan su actitud ante las circunstancias aunque éstas no sean adaptativas.
Este patrón de educación puede repercutir a la larga en que los niños sientan que tienen razón constantemente frente a los otros, y que incluso puedan tratar de buscar esa razón a través de su estado emocional.
3º Padres inconformistas en la educación emocional: rechazan los sentimientos de sus niños. Este estilo relacional destaca por la falta de oportunidad de expresión de los sentimientos en el entorno familiar. Esto está directamente relacionado con un estilo de parentesto cohercitivo; limitante ante la necesidad de expresión emocional del niño. Cuando la hija o el hijo tratan de explicar su versión de los hechos, se encuentran con un muro imposible de romper en sus padres, que les frenan a través de la amenaza o coacción:“Ni se te ocurra decirme eso”.
De generación en generación. «La educación emocional es la clave»
La educación emocional ineficaz se puede convertir en generacional si los padres enseñan pautas de autogestión inadecuadas, debido principalmente a que los hijos aprenden de ellas. Hay un componente heredado en los hábitos, y este es el aprendizaje. Es el que va a ayudar a desarrollar en los hijos una mejor o peor gestión de las emociones.
«Explosiones emocionales»
Ver las explosiones emocionales como una oportunidad para reflexionar ayudará a los hijos a tratar de resolverlas de una forma en la que consigan darle sentido a esa experiencia.
La mayor parte de las emociones son naturales, no se pueden omitir, y si se intenta, repercutirá en el desarrollo cognitivo. Los padres son las mayores referencias en la educación emocional para los hijos, entonces necesitan actuar de “entrenadores” para ayudar en su gestión de la emociones, y de esta forma barajar posibles opciones con el fin de desarrollar una inteligencia adaptada a las circunstancias para la futura vida de sus hijos.
Educación emocional ¿Qué hacer?
Para que los padres puedan enseñar estás habilidades y herramientas de educación emocional, necesitan entrenarse ellos mismos en su uso. Si no las adquieren ¿Cómo van a ser capaces de enseñarlas a sus hijos? Los niños no tienen porque saber gestionarse, por eso son niños, en cambio los adultos son los que llevan la responsabilidad y los que pueden llegar a entrenar previamente a los niños estás habilidades para así transmitírselas. De esta forma, la siguiente generación también será hábil a la hora de enseñar a sus hijos esa información y educación emocional, hasta alcanzar la transmisión cultural que rompa con la mayor parte de los patrones heredados.
“La tarea del educador moderno no es talar selvas, sino regar desiertos”.
C.S. Lewis. (1898-1963)
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