La tradición, los hobbies, además de las marcas comerciales de nuestra infancia, pueden ayudarnos a vivir el presente y generar nostalgia. Nos identifican con experiencias vitales concretas de nuestra vida pasada para así conseguir que nos sintamos más a gusto. Están relacionadas con las experiencias gratificantes y la nostalgia. Cuando se relacionan con los buenos momentos u objetos se produce bienestar. A  lo largo de la vida, cuando una persona necesita ese bienestar, sobre todo en la madurez, puede acudir a ellos ,donde la sensación se disfrutaba al máximo. Ej: Colacao, los videojuegos, los playmóbiles, micromachines, muñecas Barbie o Cindy, Pinipón, etc.

Nostalgia en la infancia-La madurez


¿Qué pasa si hay intentos constantes en la madurez de vivir la nostalgia en la infancia?

     Hay personas cuyo pasado se identifica con el recuerdo excesivo de personas, objetos y experiencias dejadas atrás. Estos se identifican a su vez con cada una de las sensaciones percibidas en el mundo, lo que puede repercutir a la hora de dar pasos hacia la madurez,y así anclarse a los sentimientos nostálgicos.

Uno de los motivos esenciales para recordar constantemente esa infancia cálida y acogedora, es la sensación de incapacidad como persona adulta de manejar las responsabilidades de la adultez. Cuando aparecen dificultades en la madurez, y sobre todo cuando se acumulan, si una persona es incapaz de manejar el estrés ante esos retos, la sensación de querer esconderse como cuando un niño tiene miedo, ayuda a encontrar confort bajo el abrigo de la evitación. La sensación es similar a apartarse de la responsabilidad, pensando que podría ser resuelta por algo ajeno. Cuando una persona se da cuenta de que es la única que puede resolver su problema, el agobio puede crecer por sentirse desamparada ante el mundo. Un mundo que ya no depende de unas figuras paternas que resuelvan los conflictos, sino un lugar en el que yo me convierto en la única persona responsable de mi vida. Esto puede hacer pensar que la niñez es la época idílica de la vida, pero al final también supone poner una coraza a una realidad evitada: la dificultad para manejar las responsabilidades y la gestión de los recursos personales.

La nostalgia usa el cerebro

madurez sistema limbico

En el cerebro hay dos vías de procesamiento de la información. Por un lado tendríamos la vía rápida, a lo que comúnmente se ha denominado “Sistema límbico”. Podríamos decir que es la parte más “reactiva del cuerpo humano”, es la encargada de responder velozmente ante los acontecimientos del exterior. Por ejemplo, si estoy andando por el campo y aparece un animal agresivo, en una persona tienden a aparecer conductas de huida, paralización, enfrentamiento etc. Y es después cuando se pregunta ¿Por qué he hecho lo que he hecho?  Esto es debido a que el sistema límbico es el primero en recibir la información del entorno con el fin de actuar ante una amenaza o un estímulo exterior, es decir, representa la parte más instintiva del ser humano vinculada a las emociones básicas. Estas emociones están directamente relacionadas con la motivación a la hora de aprender experiencias como el miedo, la ira, la alegría, la desconfianza, etc. Cuando una persona percibe una situación como amenazadora se crea una representación mental de la situación, y un intento constante de la búsqueda de un porqué hasta llegar a un procesamiento. Esa reacción y ese intento de reconceptualizar la situación  generan un recuerdo que se conforma como experiencia. Si el recuerdo es agradable la tendencia será a no reaccionar emocionalmente a través de emociones negativas. Si por el contrario no es agradable, será lo contrario. Y ahí es donde entra la otra vía de procesamiento, “el razonamiento”, es decir, como interpretamos esa experiencia vital que hemos vivido.

La confrontación con el miedo genera muchas sensaciones distintas, pero es el razonamiento el que va a influir directamente sobre el pensamiento a la hora de calmar y estabilizar el desequilibrio emocional. El sistema límbico es más rápido que el razonamiento. La parte instintiva de nuestras experiencias vitales, y la memoria sobre los hábitos adquiridos con sus razonamientos (respectivos o evitativos), son los que van a hacer que ante nuevos acontecimientos aparezca una tendencia a reaccionar de una forma u otra. Cambiar hábitos no es sencillo, pero al igual que han sido creados podrán, a través del esfuerzo, ser transformados. Gracias a los nuevos razonamientos y sistemas de creencias, se conseguirá generar una seguridad interna que ayude a afrontar las responsabilidades y las dificultades de la madurez. De esta forma se empezará a utilizar la nostalgia en la infancia como vehículo de ayuda, no como forma evitativa de afrontar las dificultades.

«La nostalgia en la infancia ayuda a conectar con nosotros/as si no se usa constantemente como forma de evitación»

Recordar los momentos del pasado y de la infancia no es algo negativo. La nostalgia en la infancia puede ayudar a encontrar calma y paz en muchas ocasiones, pero recordarlos como forma de evitación  ante acontecimientos estresantes, supone la vuelta a la actitud de niño; al pasado, al recuerdo constante de un mundo que no existe y que en vez de proteger a una persona puede mermar su madurez y fomentar el incumplimiento de las responsabilidades, debilitando su propia autoestima.

 

“Antes creía que me haría mayor poco a poco, año tras año (… ). Pero no. Uno se hace adulto de golpe y porrazo.”

HARUKI MURAKAMI  (1949)


 

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